La evidencia más antigüa de la presencia de la especie "Homo" (humano) en el planeta tierra, es un cráneo y un hueso de una niña de 3 años de hace 3,3 millones de años, encontrada en Etiopía por el paleontólogo Etíope Zeresenay Alemseged en diciembre de 2.000, esta niña pertenece a la especie Australopithecus afarensis, la misma de la emblemática "Lucy" encontrada 40 años atrás. La primera evidencia de herramientas es una piedra de 2,6 millones de años de antigüedad, la primera evidencia de un diseño tiene 75.000 años de antigüedad y el primer instrumento de entretenimiento es una flauta de hace 35.000 años. Algo sucedió en ese transcurso porque hace 70.000 años, el impacto de los seres humanos en el planeta era muy insignificante, no era mayor que el de las medusas, las luciérnagas o los pájaron carpinteros. La verdadera diferencia entre los humanos y el resto de los animales no está en el plano individual, sino en el plano colectivo.

Las capacidades del cerebro humano utilizadas en forma colectiva, le permitieron llegar a lo más alto en la escala de los seres vivos. Como especie puede generar cambios en su entorno a escala planetaria. Su éxito se le atribuye a la capacidad de trabajar coordinadamente en grandes números y de forma flexible. Las hormigas, las termitas o las abejas también pueden trabajar en grandes números pero no en forma flexible, no son capaces por ejemplo de derrocar a la reina y establecer una democracia. La razón por la cual la especie humana es la única especie capaz de lograr esto es su imaginación, el poder inventar fábulas e historias de ficción y hacer que un número significativo de individuos "crea" en ellas, obedezcan y sigan las mismas reglas, las mismas normas y valores. Algunas de estas fábulas son el dinero, la religión, el estado, etc. El dinero por ejemplo, requiere que cierta moneda sea aceptada por un número significativo de individuos y si no se "creyera" que su valor irreal es real, no podría cumplir la importante función de facilitar las transacciones y optimizar la producción de bienes y servicios. De hecho, la razón por la cual el progreso se ha acelerado en los últimos tiempos a escalas nunca imaginadas se debe a la creciente capacidad de cooperar en forma cada vez más masiva. Todos los avances de importancia son el resultado de este fenómeno. El resto de los animales se comunican pero sólo son capaces de describir la realidad, nosotros en cambio con el lenguaje somos capaces de describir la realidad y las realidades inventadas o fábulas. (Ver el libro de Yuval Noah Harari "Sapiens: A Brief History of Humankind")

Científicamente se sabe que los individuos de una misma especie no son exactamente iguales, desde 2011 se estima que hay unos 5,4 millones de especies de los 500 millones de especies de seres vivos que han existido. La especie humana está clasificada en el reino animal, pertenece al grupo de los vertebrados, a la clase de los mamíferos. Es la única especie animal del género "Homo".

El hecho de ser únicos como individuos y de poder transformar el entorno como especie, nos lleva al concepto de valoración de nosotros mismos y de nuestros semejantes como una sola familia humana, que comparte un mismo origen, que puede moldear un mismo futuro y que las diferencias son la riqueza que le añade los diferentes matices a nuestros roles en la sociedad. Las historias del asentamiento de diferentes grupos humanos en todas las épocas y en todos los territorios es la gran cultura global. Sus aportes ligüísticos, tecnológicos, científicos, filosóficos, artísticos; así como sus fracasos, son el legado sobre el cual llegamos a un presente lleno de esperanza, concientes de los problemas y confiados en hallarles soluciones, como siempre ha ocurrido en el pasado. Esta valoración y autoestima es necesaria porque definen nuestra conducta como individuos y como especie en el moldeamiento de un futuro mejor. Vamos pues a estudiar los principios que nos pueden ayudar a ser mejores personas y a desarrollar nuestro potencial para nuestro bien y de las futuras generaciones.